jueves, 18 de abril de 2013

politica vs educacion




El "debate" periodístico sobre la problemática educativa no alumbra la oscuridad del problema en tanto sus referencias a las nuevas - o viejas - metodologías pedagógicas son pobres y más bien se centran en los aspectos económicos de la cuestión. El punto es que la inversión del Estado en educación es incipiente y orientada a la infraestructura física y que, por tanto, son las instituciones educativas mismas las que deben elaborar soluciones al margen de la participación estatal. Con esta idea en mente, me parece que el debate debería centrarse en tres partes: cómo entrenar al personal docente, qué metodologías son las apropiadas dadas las condiciones materiales del sistema y cómo autofinanciar el funcionamiento de los centros educativos. Sin embargo, antes de abordar esos asuntos debemos comprender cómo hemos llegado a esta situación.
Es cierto que sólo la educación no es la solución para los problemas sociales del país, pero también es cierto que ella es el requisito indispensable para construir una nación fuerte en este mundo tecnológico moderno. El país no es pobre por las transnacionales, por la corrupción o por el caos parlamentario, sino todo eso más la falta de educación, entre otros factores. Pero, sin importar el sistema político o económico que se adopte, sin ella, sin educación, somos meros campesinos iletrados.
para la comprensión del problema es el bajo presupuesto gubernamental destinado al sector educativo que ha contribuido a deteriorar progresivamente los ingresos de los profesores, ha alejado de la docencia a muchos de los más preparados, ha impedido que los colegios se equipen adecuadamente y que los profesores se capaciten continuamente. De este modo, la pobreza, con la ayuda de la ya tradicional ceguera de las autoridades del Ministerio de Educación, ha abierto las puertas de la docencia a muchas personas que, ya sea por necesidad o por buena voluntad, ejercen a pesar de no estar adecuadamente preparadas para ello. Es así que los colegios y universidades no pueden cumplir su doble misión de educar individuos y ciudadanos que se incorporen al aparato productivo y al político de la República.
Las carencias presupuestales son causa y consecuencia de la poca planificación. El crecimiento de la cantidad y calidad de instituciones educativas ha sido - y es - desordenado y heterogéneo. Sucedió - y sucede - sin prever los requerimientos de la demanda de trabajo del aparato productivo de la región donde los estudiantes viven, o de cualquier otra, lo que ha generado frustración, y no podía ser de otra manera, en la juventud.
Por estas razones podemos decir que los vínculos entre el sistema educativo y el político no han sido nunca meramente inspirados. La educación no es una tarea entera en la que las buenas intenciones pesen más que las distracciones. Por el contrario, es una actividad política que implica una serie de elecciones conscientes y planificadas  por alguna ideología, vale decir,  y por un conjunto de interpretaciones de sucesos, y de técnicas para interpretar y manipular cosas.
Pero si en los colegios encontramos profesores "memorísticos" que obligan a los alumnos a traspasar datos sobre libros, héroes, fechas y autores es probable que sea porque así fueron educados estos docentes. Vale decir, sus experiencias estudiantiles escolares y universitarias son memorísticas y poco creativas. La solución obviamente pasa por la reestructuración de las facultades de educación. El estudiante de pedagogía debe dominar las materias que luego ha de dictar y debe aprender a enseñar cómo resolver problemas.

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