El "debate" periodístico sobre la problemática educativa
no alumbra la oscuridad del problema en tanto sus referencias a las nuevas - o
viejas - metodologías pedagógicas son pobres y más bien se centran en los
aspectos económicos de la cuestión. El punto es que la inversión del Estado en
educación es incipiente y orientada a la infraestructura física y que, por
tanto, son las instituciones educativas mismas las que deben elaborar
soluciones al margen de la participación estatal. Con esta idea en mente, me parece
que el debate debería centrarse en tres partes: cómo entrenar al personal
docente, qué metodologías son las apropiadas dadas las condiciones materiales
del sistema y cómo autofinanciar el funcionamiento de los centros educativos.
Sin embargo, antes de abordar esos asuntos debemos comprender cómo hemos
llegado a esta situación.
Es cierto que
sólo la educación no es la solución para los problemas sociales del país, pero
también es cierto que ella es el requisito indispensable para construir una
nación fuerte en este mundo tecnológico moderno. El país no es pobre por las
transnacionales, por la corrupción o por el caos parlamentario, sino todo eso
más la falta de educación, entre otros factores. Pero, sin importar el sistema
político o económico que se adopte, sin ella, sin educación, somos meros
campesinos iletrados.
para la
comprensión del problema es el bajo presupuesto gubernamental destinado al
sector educativo que ha contribuido a deteriorar progresivamente los ingresos
de los profesores, ha alejado de la docencia a muchos de los más preparados, ha
impedido que los colegios se equipen adecuadamente y que los profesores se
capaciten continuamente. De este modo, la pobreza, con la ayuda de la ya
tradicional ceguera de las autoridades del Ministerio de Educación, ha abierto
las puertas de la docencia a muchas personas que, ya sea por necesidad o por
buena voluntad, ejercen a pesar de no estar adecuadamente preparadas para ello.
Es así que los colegios y universidades no pueden cumplir su doble misión de
educar individuos y ciudadanos que se incorporen al aparato productivo y al
político de la República.
Las carencias
presupuestales son causa y consecuencia de la poca planificación. El
crecimiento de la cantidad y calidad de instituciones educativas ha sido - y es
- desordenado y heterogéneo. Sucedió - y sucede - sin prever los requerimientos
de la demanda de trabajo del aparato productivo de la región donde los
estudiantes viven, o de cualquier otra, lo que ha generado frustración, y no
podía ser de otra manera, en la juventud.
Por estas
razones podemos decir que los vínculos entre el sistema educativo y el político
no han sido nunca meramente inspirados. La educación no es una tarea entera en
la que las buenas intenciones pesen más que las distracciones. Por el
contrario, es una actividad política que implica una serie de elecciones conscientes
y planificadas por alguna ideología,
vale decir, y por un conjunto de
interpretaciones de sucesos, y de técnicas para interpretar y manipular cosas.
Pero si en los
colegios encontramos profesores "memorísticos" que obligan a los
alumnos a traspasar datos sobre libros, héroes, fechas y autores es probable
que sea porque así fueron educados estos docentes. Vale decir, sus experiencias
estudiantiles escolares y universitarias son memorísticas y poco creativas. La
solución obviamente pasa por la reestructuración de las facultades de
educación. El estudiante de pedagogía debe dominar las materias que luego ha de
dictar y debe aprender a enseñar cómo resolver problemas.
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